Para morir este puma eligió un lugar tranquilo y oculto.
Este puma eligió un lugar tranquilo y oculto en lo profundo del desierto para tomar su último aliento. No había signos de lesión, ni lucha, ni angustia, solo quietud y silencio.
Es un instinto natural compartido por muchos animales salvajes. Cuando sienten que el fin está cerca, a menudo se retiran lejos del ruido y la presencia de otros, lejos de los depredadores, la gente y el caos del mundo. Buscan la soledad, encontrando un lugar de paz para dejar ir, sin ser molestados.
La vida comienza y termina con un solo respiro, esa lenta final exhala mientras se deslizan suavemente de este mundo.
Pero tal vez no sea un final para llorar, sino uno para reverenciar, como una puesta de sol. Su vida, una vez ardiendo como el sol, gradualmente se suaviza, lanzando sus últimos rayos hacia el cielo. Una despedida tranquila. Un fallecimiento tranquilo.
En ese lugar oculto, lejos de los ojos del mundo, el viaje del puma llegó a un círculo completo, no con miedo o dolor, sino con gracia. Un alma volviendo a la naturaleza, tan silenciosa y digna como vivió.
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