México ... cuando retrataban a los muertos.
Durante casi un siglo, en México existió una tradición tan silenciosa como conmovedora: retratar a los difuntos como último recuerdo tangible. Surgida poco después del invento de la fotografía en 1839 en Francia, esta práctica llegó rápidamente a América, incluido México.
La intención era sencilla y profunda: conservar una imagen del ser querido antes del entierro. A veces se les mostraba dormidos, otras en escenas serenas junto a sus familiares. En ocasiones, el arte fotográfico lograba que la muerte se confundiera con la vida.
En esta imagen —una joya visual del pasado— una pareja posa con quietud solemne; él viste un traje oscuro, mientras ella reposa su cabeza suavemente sobre su hombro, sobria y perfectamente compuesta, la escena parece hablar del amor más allá del tiempo. La mirada de él hacia la cámara contrasta con la calma definitiva de ella ya no estaba entre los vivos.
Esta costumbre se desvaneció hacia los años treinta, cuando las familias ya conservaban más retratos en vida.
Pero en imágenes como esta, queda el testimonio de una época en la que el último adiós también era una forma de arte.
Texto original de Un paseo por el pasado de México.
“Fotografía post mortem” Romualdo Garcia.
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