Cixi, la concubina que gobernó el Imperio chino.
Recreación fantasiosa de Cixi, la emperatriz viuda. Fuente: Microsoft Designer/Erica Couto - Macro de joven emperatriz china
HISTORIA
De origen humilde, Cixi pasó de ser la concubina del emperador Xianfeng a convertirse en la líder de la potencia oriental china
Erica Couto
Historiadora y asirióloga
La figura de Cixi ha sido objeto de intensos debates entre historiadores. Aunque, en ocasiones, se la ha retratado como una figura autoritaria e inflexible, la realidad de su gobierno es mucho más compleja. Su ascenso al poder, en una sociedad que restringía severamente la participación femenina en la política, evidencia su habilidad política y diplomática. Las políticas que la emperatriz implementó en la convulsa dinastía Qing, sobre todo hacia el final de su vida, reflejan el intento de modernización que, aunque insuficiente, estableció algunos de los cimientos de la China moderna.
De joven modesta a favorita del emperador
Cixi nació en 1835 en una familia manchú de clase baja y ascendió en la corte como concubina del emperador Xianfeng. En una era en la que las mujeres de la corte rara vez tenían influencia política directa, Cixi logró acceder a círculos de poder gracias a su inteligencia y sus habilidades diplomáticas.
La relación entre Cixi y el emperador Xianfeng fue clave para su posterior ascenso al poder. Por su belleza y educación, Cixi fue elegida inicialmente como una de las concubinas de bajo rango del emperador. Pronto, sin embargo, demostró una astucia política que la distinguió de las demás mujeres de la corte. La política en la corte Qing estaba marcada por intrigas y luchas de poder en las que la joven concubina supo moverse con habilidad. Con el tiempo, ganó la atención y el afecto del emperador hasta acabar convirtiéndose en una de sus concubinas predilectas.
Detalle de un retrato de la emperatriz Cixi
Cixi popularizó su imagen a través del arte. Fuente: Wikimedia
Cixi, madre del heredero al trono
El vínculo entre el emperador y si favorita se fortaleció cuando Cixi dio a luz al único hijo varón de Xianfeng en 1856, destinado a convertirse en el emperador Tongzhi. Al darle a Xianfeng un heredero, Cixi aseguró su posición en la corte y adquirió un estatus especial que le permitió moverse en círculos de mayor influencia. La dinastía enfrentaba grandes conflictos internos y externos, y Cixi proporcionó a Xianfeng un apoyo leal en momentos de crisis.
Tras la muerte del emperador Xianfeng en 1861, Cixi, junto a la emperatriz oficial Ci’an, tomó las riendas del imperio como regente del joven Tongzhi. Este hecho sin precedentes desafió las normas de género y estableció a Cixi como una fuerza de autoridad. Su poder sereforzó a través tanto de su capacidad para maniobrar las redes de la corte como de su alianza estratégica con el príncipe Gong. Durante esta fase, Cixi sentó las bases de su influencia futura. Se demostró capaz de consolidar su autoridad, a pesar de los constantes desafíos en una corte dominada por figuras masculinas.
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El ascenso al trono de la emperatriz viuda
El ascenso de Cixi al poder se produjo de manera gradual. Supo capitalizar las crisis internas y los conflictos externos que sacudían a la dinastía Qing en su propio beneficio. Tras la muerte de Xianfeng, la dinastía enfrentó presiones internas y externas, incluyendo las Guerras del Opio y la Rebelión Taiping, que debilitaron significativamente al estado Qing. La habilidad de Cixi para consolidar su poder estuvo vinculada a su manejo de estas crisis. Aprovechando la inexperiencia de los príncipes de la corte y el vacío de poder que surgió, Cixi maniobró políticamente para asegurar su posición. Este ascenso se consolidó mediante su participación en un golpe de estado en 1861, que resultó en la ejecución de los consejeros que buscaban limitar su influencia, consolidando su rol como regente.
Con la muerte de su hijo y heredero Tongzhi en 1875, el trono recayó en el joven Guangxu, a quien Cixi adoptó como su hijo y en cuyo nombre también asumió la regencia. Esta decisión fue interpretada por varios historiadores como una muestra de su afán de consolidar su autoridad. Aunque, en teoría, el emperador Guangxu debía gobernar al alcanzar la mayoría de edad, Cixi retuvo el poder efectivo en el imperio Qing, minimizando el papel de Guangxu y limitando su acceso directo al gobierno.
Foto en blanco y negro de Cixi con séquito
La emperatriz Cixi posando con parte de su séquito. Fuente: Wikimedia
Las políticas más significativas de su gobierno
El Movimiento de aufortalecimiento
La política de Cixi estuvo marcada por el intento de modernizar China y mantener a la vez el poder dinástico frente a las amenazas internas y externas. En sus primeras regencias, adoptó una política de modernización moderada, introduciendo reformas militares y tecnológicas que permitieron una cierta apertura al conocimiento occidental.
Estas reformas, conocidas como el Movimiento de Autofortalecimiento (1861–1895) nació en respuesta a varias derrotas militares frente a potencias extranjeras. Entre ellas, la Segunda Guerra del Opio (1856-1860), que concluyó con la captura de Pekín por las fuerzas anglo-francesas y la firma de tratados desventajosos para China. El movimiento impulsó medidas como la creación de arsenales modernos y el establecimiento de escuelas para el aprendizaje de lenguas extranjeras. Estas medidas, aunque limitadas, representaron un cambio sustancial para un imperio que había mantenido una política de aislamiento casi total hasta mediados del siglo XIX.
Cixi de China sentada
Retrato de la emperatriz Cixi. Fuente: Wikimedia
La Rebelión de los bóxers
Uno de los aspectos más controvertidos de su gobierno fue su respuesta a la Rebelión de los bóxers (1899-1901). Cixi inicialmente apoyó a los bóxers, una sociedad secreta que se oponía a la influencia y el intervencionismo de las potencias extranjeras en China. Sin embargo, tras el fracaso de la revuelta y la intervención de las potencias extranjeras, Cixi se vio forzada a huir de Pekín y a negociar términos de paz humillantes para el imperio. Este episodio dañó significativamente su reputación y dejó a China aún más vulnerable frente a las potencias extranjeras.
En sus últimos años de poder, Cixi adoptó una postura más reformista, especialmente tras el fracaso de la Rebelión de los bóxers y las crecientes demandas de modernización por parte de funcionarios y sectores ilustrados de la sociedad china. Bajo su supervisión, se establecieron nuevas políticas, como la abolición de los exámenes imperiales, que habían sido la base del sistema administrativo en China durante siglos. Además, implementó reformas para modernizar la estructura militar y estableció una asamblea nacional en un intento de democratizar parcialmente el gobierno imperial. Aunque estas reformas no fueron suficientes para salvar a la dinastía Qing, representaron una transición importante hacia una China más moderna.
Mauseoleo de la emperatriz china Cixi
Tumba monumental de la empratriz Cixi. Fuente: Wikimedia/Rolfmueller
Referencias
Chang, Jung. 2014. Empress Dowager Cixi: the concubine who launched modern China. Nueva York: Random House.
Hudson, Kate, 2020. "A Game of Thrones in China: The Case of Cixi, Empress Dowager of the Qing Dynasty (1835–1908)", en Zita Eva Rohr y Lisa Benz (eds.), Queenship and the Women of Westeros. Female Agency and Advice in Game of Thrones and A Song of Ice and Fire, pp. 3-27. Londres: Palgrave MacMillan.
Zhang, Zhan. 2010. "Cixi and Modernization of China". Asian Social Science 6(4): 154-159.
Enlace:
https://www.muyinteresante.com/historia/cixi-la-concubina-que-goberno-el-imperio-chino.html
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